Rompiendo la palabra
Rompí el silencio en el aire
con el quejido de mi voz
dejé las penas en la copa de vino
riéndose de mí
dejé las sábanas al pairo
e inventé un ayer…
Encontré mis zapatos sordos
que ya no escuchan mis pasos
y tu silencio muerde las distancias
de los atardeceres muertos
y las dagas penetran las carnes
yertas de caricias
Dejé los sentimientos al sol y
se cortearon de tristezas mudas
rompí la palabra
y cayeron briznas de ti
y se oscureció el acento
Dejé un sueño en el jardín de la infancia
y la inocencia quedó dormida
los años se disfrazaron
de verdades mercenarias
Mi vida me espera en la esquina
cantando canciones desafinadas,
un Jobim con bossa novas partidas
por los acordes disonantes
Una partitura sin bemoles
que sostiene los hilos de una vida
en claves de instrumentos rotos,
un desafinado sin acorde
un acorde sin sonido
que resuena en la memoria del tiempo,
mientras muere la vida
en los atardeceres que no nacieron.
Marcial Cortegoso
Rompí el silencio en el aire
con el quejido de mi voz
dejé las penas en la copa de vino
riéndose de mí
dejé las sábanas al pairo
e inventé un ayer…
Encontré mis zapatos sordos
que ya no escuchan mis pasos
y tu silencio muerde las distancias
de los atardeceres muertos
y las dagas penetran las carnes
yertas de caricias
Dejé los sentimientos al sol y
se cortearon de tristezas mudas
rompí la palabra
y cayeron briznas de ti
y se oscureció el acento
Dejé un sueño en el jardín de la infancia
y la inocencia quedó dormida
los años se disfrazaron
de verdades mercenarias
Mi vida me espera en la esquina
cantando canciones desafinadas,
un Jobim con bossa novas partidas
por los acordes disonantes
Una partitura sin bemoles
que sostiene los hilos de una vida
en claves de instrumentos rotos,
un desafinado sin acorde
un acorde sin sonido
que resuena en la memoria del tiempo,
mientras muere la vida
en los atardeceres que no nacieron.
Marcial Cortegoso