sábado, 24 de abril de 2010

La Sombra y su voz




























La Sombra y su voz




Doblé una esquina y encontré mi sombra
escupiendo agujas de algodones
empapados en las sangres ancestrales
que arrastran las miserias del árbol
donde pende el útero vacío
con la idea muerta en la entraña

Mi sombra mendiga el futuro
que danza malabarismos
y pasa la bandeja sin fondo
prostituyendo la pestaña del mimbre viejo
que enlaza la luz y el abismo
y engendra la huella del guante

El niño maúlla las lágrimas
y mi sombra se cuela en la rendija
del vientre hidropésico de la vida
y se desdibuja en el éter del ego
mientras me alejo sobre el caballo muerto
que cabalga a lomos de las ilusiones perdidas

En los burdeles de los faraones ciegos
vagan las sombras sin cuerpos
ostracismo de los paraísos curvos
que sangra la lengua del atávico
con pelos de araña emponzoñados
de hambres fingidas y miedos

El dedo cayó de mi sombra
que se ríe y desnuda su piel
señala las cabezas sin dueños
y deja su ropa a mis pies y
visto mis sentidos antiguos
con la camisa de los Domingos

Quejo la queja quejada
pena que abraza mi almohada
quejo el quejido del viento
que lleva mis pensamientos
quejo el quejido y no miento
cuanto quejo es lo que siento

y un gato ladra a lo lejos
y un muerto habla de sueños
y la pestaña cierra el ojo
y mi sombra se acuchilla
y sangra la pena del mundo
y el mundo jadea la banderilla

Los girasoles del niño ciego
ruedan la cometa sin hilo
de los futuros perdidos
que agonizan heridos
en las calles del silencio
donde mueren los argumentos

Mi sombra se desangra veraz
entre los dientes del perro
que aúlla melancolías rotas
ante el cadalso sereno de voz
traje del agotamiento ingenuo
de quienes tuvieron sueños…

Mi sombra dobló una esquina
y desapareció desangrada y mustia…


Marcial Cortegoso